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Blog con las dudas existenciales de una geisha pop

Yoyanoyoyano

Yoyanoyoyano Lo cierto es que la canción mola cantidá... sobre todo el discursito del final. Er Manué se ha empeñado que sea el himno del 2.005 pero soy de los que cree que, a una cierta edad, de cuando en cuando, una se mete dos veces en el mismo río. O tres o cuatro. Eso sí, yo jamás germiné judías, yo germiné lentejas. Y por partida doble. Cuando vi a mi hermana mayor haciéndolo, yo la imité a las mil maravillas. Como no, a los dos años era a mí a quien me obligaron a coger la lenteja, el yogur y el algodón. Y allá que salió aquel bonito tallo.

Después, algo más crecidito mis padres se compraron la finquita y, obviamente, me monté mi minihuerto. No recuerdo yo muy bien pero creo que del huerto poca cosa productiva salió. Jamás lo intenté con las legumbres, pero sí con las fresas, patatas, zanahorias, melones y sandías (y más cosas, que no recuerdo). Y salían unos meloncitos y unas sandiítas enanitas que directamente acababan en la basura. Lo único realmente productivo fueron las fresas y una higuera que está bien hermosa aún. Que bonita aquella época, que sí que sí.

El caso es que anoche tuvimos la Re New Año Casual Party que tenía de todo, menos casual (leído cásual, en plan inglés, que para algo mi er Manué es animador sociocultural). Fue fiesta tranqui en comparación con las aglomeraciones que ha llegado a concentrar esta humilde morada. No superamos en ningún momento de la noche las 15 personas (lo cual es un mérito). Lo cierto es que era la tercera Nochevieja en menos de un mes que celebramos aquí. En la primera tomamos las uvas al son de los rugidos del móvil de Mila. La segunda, con el bonito tintineo de la univoz de Ramóngarcíayanitaobregón.

Esta última fue un tanto diferente. Además de que recibiamos a (casi) todos los invitados al son de una bonita sonata de la Tuna de Medicina (vol. 1, regalado con mucho amor a M. de er Manué). En un momento dado cercano a las 00:00 (no recuerdo si algo antes o algo después), lavamos las uvas y cada cual fue cogiendo las que le venía en gana, que no queríamos a obligar a nadie a comer 12, que cada cual decidiera las que quería. Entonces cortamos la música, salió er Manué a la puerta y, al son del timbre, fuimos consumiendo enfervorecidos las uvas tamaño gigante. Eso sí, sonó el carrillón y directamente las campanadas-timbrazos, sin cuartos que mediaran de aviso. Aunque esto fuera una falta de consideración, la verdá, sí que sonaron 14 timbrazos para no dejar a nadie sin completar sus uvas.

No recuedo yo si descorchamos alguna botella de champán en ese momento porque me da que ya nos lo habiamos bebido todo antes. No faltaron los besos, eso sí que no, felicitando el nuevo año 1492 (que me da que este año descubriremos América) o el 2037, según el gusto del consumidor.

Y entre drogras legales, ilegales y cosas que no sé si se consideran drogas o no, avanzó la noche hasta que decidí que yoyano aguantaba más y me fui con dos amigos al Queen. ¿Habéis ido de marcha alguna vez y habéis pedido simplemente Coca-Cola?:
- Una cocacola, por favor.
- ¿cocacola con qué?
- No, no, cocacola sola, bueno, con un poquito de hielo.
- Ah, ¡es que es tan raro!
Chica, ya lo sé, rara hasta la médula, con pantalón de pana gris-raro, camiseta naranja y camisa amarilla. Pa rara yo, ya lo sé. Pero el careto que se le quedó al camarero cuando por segunda vez me acerqué a pedir otra ¡cocacola sin aliñar! creo que ya se quedó muerta. Me lo imagino hoy en casa comentando con sus compis: tiatiatia, anoche una marica con pantalón de pana gris-raro me pidió no una, sino dos cocacolas. Y las compis de piso, patidifusas, espatarrás en el sofá, sin saber reaccionar... Lo que me di cuenta es que, además de ahorrar cantidá resulta que la cocacola también me dura bastante tiempo. Pal prósssimo día voy y pediré un zumo de manzana, pa ya dejarla muerta del todo.

En fin, me da a mí que lo de Carmina Ordóñez igual fue algo de eso. Estar ella toa rodeada de cocainómanas, ketaminosas, espídicas y borrachas y, de repente, se sienta su amiga la Pati al lado con una cocacola. Igual fue el momento en que decidió avalanzarse sobre 4 gr de coca y darse aquella ducha estupenda. Nada mejor que quedarse muerta en la bañera con la esponja bien agarrá. Muerta pero limpia como la que más. Como decía la canción "Con la cara lavá y resién peiná": esa seguro que era la intención.

En fin, termino ya. Para saber como vio Interviú la muerte de Carmina (que para nada coincide con la mía) pincha aquí. Y si quieres tu propia bañera portátil para quedarte muerta en la bañera cuando creas conveniente, po pásate por aquí.

¿La foto? Pos nada, tiatiatia, una bonita pareja brasileña de esas de fotoblogs que tanto me molan (bueno, ellos se molan más a sí mismos, que pa eso se exhiben por el ciberespacio).

Besos.

2 comentarios

Su -

¡Qué fuerte! Tía, tía, tía. Vamos que menuda perspectiva, empezar el año tres veces, ay, ay, ay. Y ya se sabe, ¨Una coca-cola y una sonrisa...¨

Besicos en aquellas partes.

Manué -

:-P