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Blog con las dudas existenciales de una geisha pop

De archivera con esta guisa...

De archivera con esta guisa... Lo dicho, cualquiera se lo hubiera dicho a mi amiga Isabel: yo de archivera oficial de mi ático-oficina. La verdad es que hoy toca día tonto en la oficina: previo a fiesta, previo a operación del jefe (pero de corto post-operatorio) y con los chinos sólo se puede hablar hasta las 12:00h. Por tanto, sin jefe que me mande hacer chorradas pa ocuparme el tiempo y sin otra mejor ocupación, he salido al hiper Carlin de San Martín, me he dedicado a coger la pila de papeles que existe en una mesa tras mi silla y a archivar se ha dicho.

No es la cosa más divertida del mundo pero al tiempo que entretiene, consigo más espacio para más tarde poder acumular papeles sin archivar. Pero yo no iba a hablar de mi día de hoy (que aún me queda por archivar, no te creas) sino del fin de semana. Espero que más de un@ se haya estrujado la neurona que le quede pensando en a qué viene el artículo de ayer. Lo cierto es que es algo complicado de explicar y paso. Pero tiene relación con mi fin de semana.

La verdad que mi viernes fue de lo más casero y macedónico (por la Botella, lo digo). Conforme avanzaba el sábado mi cuerpo me iba pidiendo más y más, aunque conforme avanzaba el sábado las posibilidades iban reduciéndose más y más: er Manué no estaba por la labor de salir, ni ese, ni el otro ni el de más allá. Además, aquel se queda dormido y el otro en casita de su amigo porque está malito y prefiere ver una peli... Por no hablar de mi amiga Isabel que disfrutaba de unas merecidísimas vacaciones en Fidji.

El caso que como mi er Manué se había portado bien durante el día, me decidí a seguir sintiéndome ricachona asquerosa y me lo llevé a cenar con un todogratis (para él, claro) en plan chulo que pasea a su chapero de turno, eso sí, con la clase que caracteriza a er Manué. Porque ¿a cuántos chaperos conocéis con blog? ¿eh? Los pocos que están informatizados, están en páginas de escorts llenas de fotos, pero más bien con pocas palabras. Además, los muy capullos en muchas ocasiones no dejan las fotos para público conocimiento, sino que te restringen la entrada pa que tengas que pagar pa verle sin siquiera echar el casquete...

A lo que iba, nen, que resulta que fui al restaurante de mi amigo Jesús, a ver si tras dos años sin mi presencia habían conseguido mejorar la relación calidad precio. Y la verdad es que no, que fue me sentí más timada que la anterior vez que había ido. Además de que la comida no estuviera muy allá (¿un wok de pollo aceitoso perdido? ¿cuándo se ha visto eso?), además de que la creatividad se reducía a ponerle naranja a la ensalada (cosa que er Manué lleva años y años haciendo), además de que era algo escaso (sin llegar a la escasez de superstar del Príncipe de Vianao o de starlette del Cuenllas )... A eso había que sumarle que nos cobraron un pastón y ni siquiera estaba mi amigo Jesús dando vueltas por ahí sin camiseta pa alegrarnos algo la cena. En fin, que paso de volver a cenar (ni almorzar, desayunar o merendar... especifico por si acaso) al LOMBOK o cualquier otro que abra el Sr. Vázquez.

Sinceramente, me sienta bastante mal el quiero y no puedo de este tipo de sitios. Desde un principio llevaba el Lombok un tufillo a pretencioso que no terminaba de invitarme a entrar. Ese look minimalista, por no llarmarle incómodo, esos aires de alta cocina por ponerle pétalos de rosa al plato, esa intención de diseño por poner platos cuadrados. El parque temático se está llenando de sitios que se piensan que por el mero hecho de que tu tienda parezca un cuadro de Warhol (o similar, maricón a ser posible) ya se te va a llenar, porque total, las maricas siempre van de moderna y van a entrar. No sé, digo yo que si resulta que los sitios que suelen estar petados en el parque temático madrileño siempre son el Nike, la Bardemcilla, la Vermuteria (o como se llame, que una de mi clase puede inventarse estos palabros y el resto a callar) de la plaza de Chueca es por algo. Aunque claro, después tienes cosas más en plan fashion como el Diurno e, incluso, el Why not (¿o alguien duda que en su época eso de tener tanta foto de diva de la edad dorada del cine no era lo más "in" con ese techo abovedado?). Y hablando del Why not?, me encanta esa expresión tan esssstupenda de "tiene más mierda que las lámparas del Why not".

La verdad que no sé, pero vamos, que eso de hacer un restaurante (llámalo "minimalista" o "anapapurcio") en el que pagas una pasta porque su dueño sea uno que sale por la tele me parece muuuuuuuuu fuerte (aunque eso de que sea amigo mío, haga que le suba el caché cantidad).

Uy, me parece que ya me alargo demasiado y no he contado lo que tenía que contar. En fin, otro día será.

A disfrutarlo.

3 comentarios

ace76 -

Yo, el restaurante esé sólo lo he visto desde el escaparate... Y sí, parece incómodo, sí...

Maggie Wang Kenobi -

Tiatiatia, es que resulta que ordenado gana cantidá de espacio :-D

Er Manué -

Hay que ver lo que cambio tu ático/despacho de la calle mayor qando lo ordenas...