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Blog con las dudas existenciales de una geisha pop

No sé si cortármelas o dejarlas largas, la verdá

No sé si cortármelas o dejarlas largas, la verdá Va y resulta que cuando tenía yo mis grandes dudas entre comprarme unas gafas de sol de las caras (de esas que el cristal es cristal y no plástico, vamos de las que se compran en la óptica y no ni en la tienda 20duros ni en la de deportes de la esquina) o adquirir el nuevo Airbus ese A-380 o lo que sea, va y se me rompen las gafas (las de verdá, esas que me hacen falta para poder ver a los tíos buenos que se me cruzan por la calle).

Lo de las gafas de sol ya no es cuestión de antojo. Como bien saben mis fans, mis grandes ojos necesitan de una protección especial y no ya de cualquier cosa. Y es que las dos gafas de sol que tengo, que ambas dos son caras y de cristal y de primerísima calidá, cumplen perfectamente sus funciones estéticas, pero para nada consiguen proteger mis lindos jojos del sol. Triste que ando yo cada vez que hace sol, con las gafas de sol puestas y la mano tapando el hueco entre la montura y el ojo, por donde se cuela el molesto lorenzo siempre. Po eso, que me pretendía comprar yo unas gafas de esas grandes, que me las pueda poner y olvidarme por completo del sol. Tampoco es que las quisiera con cristales pa ver eclipses, pero unas buenas (había visto yo unas de Police que copiaban un diseño de Armani, que se parecían a un diseño de Chanel que, a su vez, copiaba un antiguo diseño suyo).

Lo del jumbo era más que nada un antojo. No sé, tanta parafernalia para presentarlo al mundo me impactó: lo reconozco, soy una víctima del márketing y la publicidad. Y es que la ceremonia fue tan bonita que ¿quién podría resistirse a comprar semejante aparato? Además, están las mierdas esas de actorzuelos bohemios de jolibú con avioncitos privados pacá y pallá. Po ea, yo con avión-discoteca-hotel-casino y lo que haga falta, que para eso me lo iba a comprar. Además, hay que apoyar la industria europea y, según tengo entendido, para rentabilizar el proyecto les hace falta vender 250 supergayumbos de esos y van por 140. Es más, puede que cuando me recupere económicamente de lo de las gafas haga como el Branson ese de Virgin y me monte mis propias líneas aéreas: compraré los aviones que falten pa llegar a los 250 y sólo haré trayectos chics (en plan, París-El Cabo Resort, Parque Guell-Parque Tsavo, Shangai-La Moraleja y cosas asín).

Peeero, en fin, mis sueños rotos por unas gafas con la montura jodida. Me tocará de nuevo pedir cita en la óssstica pa que me midan la profundidad de mi mirada, me hagan cristales (no sé de qué tipo, yo siempre pido los más caros, aunque nunca sé si pagar más sirve de algo, pero es lo que tiene ser tan glamourosa, que sale por un huevo de la cara todo) y, eso sí, veré si me compro las monturas que pongo en la foto. Que me monten los cristales ahí. Es una montura tan horrible que fijo no se me rompen nunca (na más, pa que me tenga que joder toa la vida con ellas, claro, que el destino es joputa que te cagas, tiatiatia).

Hala, sus dejo. Pa los que no conozcáis Kenia, aquí os dejo un bonito sitio donde aprender qué es.

Jurjur, muacmuac

2 comentarios

Maggie Wang Kenobi -

Bueno, primero mi asesor financiero tiene que aprobar esta inversión en gafas, tiotiotio. Ya te diré pa cuando aprueba la operación

Er Manué -

te quiero con gafas de pasta, que te den cierto aire pop, que tú lo vales.