Fiestuki fiestuki
Con gran honor y sin pensármelo dos veces, tenía prevista mi visita al acto de coronación de el seños también conocido como Óscar que se preveía el pasado 20-N (¿quién recuerda ya lo que celebraba la gente el 20N hace 25 años?). Como ya expliqué, esperaba que la gran emperatriz japonesa Nagako me devolviera alguno de los modelos que le había dado, pero ante su negativa, no tuve más remedio que repetir vestido. Eso sí, naaaaaaadie se dio cuenta, porque los complemento estupendamente y parecen otros completamente diferentes (juasjuas, ni de coña, pero bueno).
Con motivo de esa cosa tan absurda conocida como Eurojunior y para meterme un poco en la onda petarda, ya me había permitido un licorcito de hierbas (el primero, claro). Cuando terminó con la victoria de esa cosa llamada Mª Isabel con esa letra tan poco pro-feminista (a veces las mujeres necesitan un poquito de libertad -sic-), iniciamos la cena y, tras ello, los preparativos de la fiestuqui. En el interim, tras llegar mi steticienne (el gran Coltcub) se marcharon otros amigos que habían visto el J-Eurovisión con nosotros.
Lo cierto es que el peinado me quedaba la mar de bien, con el moño superior ideal para la corona de la reinona que siempre he sido. Mi querido peluquero Paco Fies no me falló nuevamente (por mucho que en la fiesta insistí en que mi pelo era natural, parece que nadie llegó a creerlo, snif snif, envidia que me tienen toas). Por cierto, la corona también era obra de Paco Fies en oro, con esmeraldas, rubíes y otras cosas que no sé el nombre pero que seguro que también son supercaras. Como siempre, el gran peinado estaba rematado por mis dos pollos preferidos (que cuando me los colocan, no sé porqué, siempre tratan de clavármelos en el craneo... será que me quieren ver ya tiesa), pero adornados por una gran foto de Oscar.
Pues ahí fui yo con mi supertraje con diversos rotos por acá y por allá. Intenté expandir el rumor por la fiesta que los rotos eran debidos a mi gran musculatura, vamos, que mis deltoides habían provocado la ruptura (por favor, si alguien se lo creyó, que me lo haga saber). En fin, me da la impresión de que las subsiguientes apariciones públicas de Maggie Wang dejarán ver como va evolucionando ese gran traje de fiestuqui que lleva a todos lados. Eso sí, prometo ir variando siempre los complementos. Para abrigarme, llevaba una bonita toca de lana de las mejores ovejas seleccionadas del Himalaya específicamente para mí (las muy zorras decían que era un jersey del Zara).
Y, por supupu, no podía faltar mi bolso naranja, la gran envidia de la fiestuqui, que es de marca supercara también. Le añadimos una bonita foto mía (yo soy yo, siempre y más). Resulta que al poco de llegar a la fiestuqui, nos acordamos que se nos había olvidado la segunda parte nuestro regalo: La Gran Aventura de Pee Weeen VCD. Total, que me volví a casa y, de paso, saqué dinero. Y un disgusto terrible que llevaba al darme cuenta de que había perdido la foto por el camino. Pero resulta que, al llegar de nuevo a la fiesta ¡zas! me la veo pegada en la pared. Que estrés más grande.
Bueno, y aparte de mí mismo, hubo grandes actuaciones, entre las que mejor recuerdo (hmmm, por si no lo he dicho, creo que el zumo de naranja estaba muy cargado y no recuerdo bien todo lo que pasó, ejem ejem) está el gran Elektro (en la foto conmigo y er Manué), la Divine (también conocida como Albertito en sus ratos libres)o la Prohibida. Sé de buena tinta, porque me lo han contado, que hubo más y que todos estuvieron la mar de bien, sí que sí.
Hicimos fotos a troche y moche, hablé con Belén (creo) de L-Kan, que la pobre finalmente cada vez que me veía salía huyendo, er Manué por fin se atrevió a decirle algo a Josele Román (y les hice foto con ella), de repente me dieron una botella de champán y, en lugar de bebérmela pues decidí sentirme Michael Schumino ese (perdón a todos los que llené de alcohol, como acabo de decir, fue Airton Senna que me poseyó). E incluso vi a una antigua conocida: la MArta Junquera, que estrés y que ilusión tan tonta me dio al verla. Juasjuas, es la hija de Josefina Junquera, ex-profesora mía de Literatura, ex-concejala de cultura del ayuntamiento de Cádiz (especialmente odiada por haber insinuado que el concurso de carnaval no podría hacerse en el Falla) y con la cual me puse en contacto en su momento porque ella también estaba estudiando CC. Políticas en Madriz... que cosas que pasan.
En fin, una lamenta estar taaaaan borraaaaacha cuando se viven momentos tan estupendos como los de la noche del sábado. Espero que pronto podamos invitar a cenar al gran oscar para agradecerle las dos noches que nos dedicó. Y, para otros días, invitaré al resto de los asistentes a la fiesta, especialmente a los que me odiaron mucho (B-Kan, no te escaparás).
Eso mismo, muacmuac a todos. Y, si queréis ver una pequeña parte de lo que fue la fiesta, visitad el álbum de alwayscandy. A pasarlo bien
Con motivo de esa cosa tan absurda conocida como Eurojunior y para meterme un poco en la onda petarda, ya me había permitido un licorcito de hierbas (el primero, claro). Cuando terminó con la victoria de esa cosa llamada Mª Isabel con esa letra tan poco pro-feminista (a veces las mujeres necesitan un poquito de libertad -sic-), iniciamos la cena y, tras ello, los preparativos de la fiestuqui. En el interim, tras llegar mi steticienne (el gran Coltcub) se marcharon otros amigos que habían visto el J-Eurovisión con nosotros.
Lo cierto es que el peinado me quedaba la mar de bien, con el moño superior ideal para la corona de la reinona que siempre he sido. Mi querido peluquero Paco Fies no me falló nuevamente (por mucho que en la fiesta insistí en que mi pelo era natural, parece que nadie llegó a creerlo, snif snif, envidia que me tienen toas). Por cierto, la corona también era obra de Paco Fies en oro, con esmeraldas, rubíes y otras cosas que no sé el nombre pero que seguro que también son supercaras. Como siempre, el gran peinado estaba rematado por mis dos pollos preferidos (que cuando me los colocan, no sé porqué, siempre tratan de clavármelos en el craneo... será que me quieren ver ya tiesa), pero adornados por una gran foto de Oscar.
Pues ahí fui yo con mi supertraje con diversos rotos por acá y por allá. Intenté expandir el rumor por la fiesta que los rotos eran debidos a mi gran musculatura, vamos, que mis deltoides habían provocado la ruptura (por favor, si alguien se lo creyó, que me lo haga saber). En fin, me da la impresión de que las subsiguientes apariciones públicas de Maggie Wang dejarán ver como va evolucionando ese gran traje de fiestuqui que lleva a todos lados. Eso sí, prometo ir variando siempre los complementos. Para abrigarme, llevaba una bonita toca de lana de las mejores ovejas seleccionadas del Himalaya específicamente para mí (las muy zorras decían que era un jersey del Zara).
Y, por supupu, no podía faltar mi bolso naranja, la gran envidia de la fiestuqui, que es de marca supercara también. Le añadimos una bonita foto mía (yo soy yo, siempre y más). Resulta que al poco de llegar a la fiestuqui, nos acordamos que se nos había olvidado la segunda parte nuestro regalo: La Gran Aventura de Pee Weeen VCD. Total, que me volví a casa y, de paso, saqué dinero. Y un disgusto terrible que llevaba al darme cuenta de que había perdido la foto por el camino. Pero resulta que, al llegar de nuevo a la fiesta ¡zas! me la veo pegada en la pared. Que estrés más grande.
Bueno, y aparte de mí mismo, hubo grandes actuaciones, entre las que mejor recuerdo (hmmm, por si no lo he dicho, creo que el zumo de naranja estaba muy cargado y no recuerdo bien todo lo que pasó, ejem ejem) está el gran Elektro (en la foto conmigo y er Manué), la Divine (también conocida como Albertito en sus ratos libres)o la Prohibida. Sé de buena tinta, porque me lo han contado, que hubo más y que todos estuvieron la mar de bien, sí que sí.
Hicimos fotos a troche y moche, hablé con Belén (creo) de L-Kan, que la pobre finalmente cada vez que me veía salía huyendo, er Manué por fin se atrevió a decirle algo a Josele Román (y les hice foto con ella), de repente me dieron una botella de champán y, en lugar de bebérmela pues decidí sentirme Michael Schumino ese (perdón a todos los que llené de alcohol, como acabo de decir, fue Airton Senna que me poseyó). E incluso vi a una antigua conocida: la MArta Junquera, que estrés y que ilusión tan tonta me dio al verla. Juasjuas, es la hija de Josefina Junquera, ex-profesora mía de Literatura, ex-concejala de cultura del ayuntamiento de Cádiz (especialmente odiada por haber insinuado que el concurso de carnaval no podría hacerse en el Falla) y con la cual me puse en contacto en su momento porque ella también estaba estudiando CC. Políticas en Madriz... que cosas que pasan.
En fin, una lamenta estar taaaaan borraaaaacha cuando se viven momentos tan estupendos como los de la noche del sábado. Espero que pronto podamos invitar a cenar al gran oscar para agradecerle las dos noches que nos dedicó. Y, para otros días, invitaré al resto de los asistentes a la fiesta, especialmente a los que me odiaron mucho (B-Kan, no te escaparás).
Eso mismo, muacmuac a todos. Y, si queréis ver una pequeña parte de lo que fue la fiesta, visitad el álbum de alwayscandy. A pasarlo bien
2 comentarios
Manué -
egoscar -